LA PEQUEÑA NIÑA
Había una vez en un lugar muy lejano donde seguramente
había castillos, princesas y dragones donde se podía vivir con nitidez la
fantasía, En este lugar había un viejo gruñón que decía que todos a su
alrededor se habían vuelto locos, que no los soportaba, espantaba a las hadas
de su jardín y los hechizos de las brujas no tenían efecto en él, a veces hacia
caer de sus caballos a los príncipes.
No vivía en una choza fea en el bosque, si no en una
pequeña casa de ensueño al lado del castillo, Él viejo gruñón se ocupaba de su
casa para que estuviera impecable, que nunca le faltara una gota de pintura a
las paredes, que los muebles estuvieran desempolvados y las plantas bien
regadas, pero nadie podía con su mal genio ni el más vil villano lo podía
tolerar.
El rey muy preocupado por la utopía que vivía al lado de
su castillo se reunió con todos sus magos ¿Qué haremos con este viejo gruñón? ¡Enviémosle
al medio del bosque ahí queda perfecto su personaje!¡convirtamoslo en príncipe!¡no
mejor en duende! Opinaban y gritaban todos pero el mago más distinguido se paró
y dijo: No creo que sea lo mejor, imagínense que haría solo en el medio del
bosque, todos asintieron con la cabeza y se miraron entre sí y los hechizos no
hacen efecto en el yo creo tal vez una historia de amor con una princesa lo
transforme sugirió el mago mas distinguido, el rey se paró de su trono real con
mucho ánimo y grito:
Organicen un baile real, todas las doncellas casaderas
están invitadas, esta noche sucederá otra gran historia de fantasía
Era una fiesta hermosa habían princesas, doncellas
hermosas y radiantes, cuantas historias de amor sucedieron esa noche hasta la
hija del rey se enamoró de un humilde zapatero, esa noche sonaron campanada de
boda todos estaban tan complacidos teniendo sus finales felices para siempre,
pero… el viejo gruñón, el viejo gruñón trataba de dormir en su encantadora
casita de ensueño mientras se quejaba de cómo al rey se le ocurría hacer
semejante derroche de dinero con los impuestos, solo para conseguir los
susodichos finales felices.
Pero el rey no noto la ausencia del viejo gruñón hasta
media noche y una pena inundó su corazón ¿Qué pasa cariño porque no disfrutas
la fiesta? Ese viejo gruñón, me hará
fracasar como rey, todos mis antepasados fueron capaces de otorgarle a los ciudadanos
sus finales felices o llevarlos a la miseria para que sean los villanos perfectos,
pero este viejo ni tiene un final ni es el villano perfecto dime querida que
villano vive al lado del castillo, en una hermosa casita amarilla y si lo envió
al bosque estoy seguro de que no se hará villano perfecto solo los ahuyentará.
Esa noche el rey no pudo dormir, al amanecer le leyeron
la carta del viejo gruñón dónde se quejaba por el ruido de la noche pasada, el
rey ya hastiado tomo una planta maldita del huerto del palacio y la envio como
disculpas junto a un saco de monedas de oro.
El viejo gruñón que era muy amante de la jardinería se
fascinó con esta semilla, ya que no la conocía y le dio el mayor cuidado de todos,
hasta que brotó un capullo, quisiera decir que uno hermoso, pero no, era… era un triste capullo ¡Pero como le
fascino esto al viejo gruñón! al abrirse era una flor muy fea pero en medio de
la flor descansaba una pequeña niñita que se veía triste y cansada miro al viejo
gruñón, pero volvió a cerrar sus ojos y empezó a llorar desconsoladamente, el
viejo gruñón en una tacita de te le preparó un baño de infusiones a la pequeña
niña, la baño y rápidamente de la ropa de sus muñecas le busco que vestir y le dio de comer rollos de canela con leche
-Esta flor es muy única nunca había visto una así la pondré
por aquí.
-Es muy fea dijo la niña con la voz rota
-Hay cosas que no necesitan ser lindas ni feas solo
cumplir una función
La pequeña niña triste bostezo y en una maceta vacía colgada
del techo que el viejo gruñón acomodo con una suave almohada, se acostó y durmió.
El viejo seguía siendo un gruñón con poca tolerancia hacia los del Reyno, pero
dentro de su casa encantadora les daba mucho amor a sus plantas, a sus gatos y
a la pequeña niña triste que siempre lloraba.
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